
La herencia indígena transitaba por sus venas (de Medardo Pantoja)
Desde las civilizaciones más lejanas hasta el siglo XXI, los niños han tenido la necesidad de jugar. En las tumbas egipcias (2500 a. de C.) se encontraron grabados mostrando juegos de mesa. Una pintura griega (casi tan antigua como los grabados), que se encuentra en el Museo de Nápoles, muestra a un grupo de mujeres jugando a la Pentábola, que no es otra cosa que nuestro conocido ainenti o payana, que se juega bajo en todo el mundo y por lo visto, desde todos los tiempos. Tribus de América Central conocían juegos con pelota desde mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón. Con la sabiduría de la experiencia colectiva, el niño inicia jugando aprendizajes múltiples: comportamientos, prácticas exploratorias, habilidades motrices, destrezas corporales, desafíos, riesgos, competición y ritmos. Además, incorpora una herencia cultural que contribuye a su identidad.